El despertar de Pesadillo
Ogro Mogro, Gigantón y Abominable
llevaban cientos de años encerrados en la cárcel de los monstruos. Habían
entrado allí voluntariamente, después de darse cuenta de que asustar a los
niños no era una buena forma de ganarse la vida. Desde entonces, los tres
andaban tristes y solitarios; no sabían hacer otra cosa que asustar, así que
carecían de ilusiones y pensaban que no servían para nada. Ya habían cumplido
sus condenas varias veces, pero cuando les decían que se podían marchar,
respondían que a dónde iban a ir, si sólo sabían asustar...
Pero todo cambió el día que
encerraron a Pesadillo. Pesadillo era un monstruo chiquitajo, que asustaba más bien poco y se pasaba todo el día durmiendo,
pero era realmente muy divertido. Contaba cientos de historias de cómo había
cambiado los sueños de la gente para que fuesen más divertidos, y de cómo casi
siempre sus cambios salían tan mal que acababan asustando a cualquiera. A Ogro
Mogro y sus amigos les encantaban sus historias, pero había que esperar a que
el dormilón de Pesadillo se levantase para escucharle. Y no era nada fácil,
porque parecía que ni un terremoto era capaz de despertarle.
Hasta que un día, los tres
monstruos juntaron sus más terroríficos gritos para hacer que se despertara.
Pesadillo dio un bote de la cama y se levantó al instante. Les miró con los
ojos muy abiertos, pero no parecía estar asustado, ni enfadado; más bien
parecía estar contento.
- ¡Genial! -
dijo- siempre he querido madrugar. El día se aprovecha mucho más. ¿sabéis?
deberíais hacer de despertadores, sé de muchos dormilones que os lo
agradecerían.
Los tres monstruos se sintieron felices al oír
aquellas palabras; ¡servían para algo! Después de tantísimos años, resulta que
podían hacer más cosas de las que habían creído, y sin asustar ni molestar a
los niños.
Ese mismo
día abandonaron la cárcel dispuestos a crear su primer despertador. Y así, los
tres monstruos se hicieron famosísimos con su negocio para dormilones, muy
contentos de haber comprendido que siempre hay algo genial que podemos hacer,
pero que a veces, está por descubrir.
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